miércoles, 21 de octubre de 2009


Ahí estaba ella, observando la lluvia caer por la ventana, recordando los buenos momentos que pasó junto a él, pero al mismo tiempo sabía que alguien como él no valía la pena, la había engañado y un hombre como aquel no merecía a una muchacha tan fantástica como ella. Ese chico no merecía sus lágrimas ni lamentos, solo merecía la soledad. Alguien que no sabía aprovechar a alguien como ella era un simple estúpido y eso la chica lo tenía claro. La lluvia siguió su curso y ella observaba fijamente las gotas caer y resbalar en la ventana. Sintió vibrar su celular sobre la mesita del velador, lo tomó con las manos temblorosas y lo observó por un momento. En la pantalla salía el nombre de aquel que la hizo sufrir, de aquel que la engaño y ofendió. ¿Le contestaría o simplemente le cortaría la llamada? Lo pensó unos segundos y se decidió. El celular quedó en la misma posición en la que se encontraba antes de la llamada y ella miró su reflejo con orgullo. No le contestó a aquel ingrato y se sintió totalmente satisfecha. La lluvia empezó a cesar y con los ojos brillantes ella se dijo: ''Él no merece lágrimas''.