jueves, 23 de junio de 2011

La vida es algo tan complejo, no es solo cuestión de respirar y decir ''Estoy vivo'', es cosa de vivirla, de aprovechar que aún no es nuestra hora de dormir.
Muchas veces las personas desperdician 24 horas de su vida, un día completo... con solo un pensamiento en la cabeza, preocupándose de una sola cosa, prestando atención a un solo acontecimiento, mientras que el día transcurre frente a sus ojos y se han ido 24 horas de su vida en algo que tal vez nisiquiera tenía importancia.
Demaciada gente se dedica a planear sus vidas, a poner un tiempo determinado para cada día, a darle plazo a cada cosa que realizan y luego se decepcionan de si mismos al notar que nada salió como lo que exactamente planearon. No planear las cosas es mucho mejor, porque todo cambia de un momento a otro y los planes también pueden cambiar. Además, así no se siente presión en el momento de hacer algo, así todo es más calmado y más divertido, todo es mejor.
Los problemas son parte importante de la vida. Sin ellos, la vida no sería emocionante, no tendríamos enigmas que resolver. Además, cada problema o acontecimiento te deja una marca que te servirá de lección por siempre.
Las reglas... yo las odio, pero al mismo tiempo, reflexiono en que sin ellas, la vida no tendría sentido tampoco. ¿Qué pasaría si no existieran las reglas, las prohibiciones, etc?. Nos aburriríamos tanto que no sabríamos en que gastar nuestras energías. En cambio, al existir las reglas, se nos añade la adrenalina y emoción que causa romperlas, la sensación de bienestar que produce saber que hiciste algo no permitido, la armonía de saber que en cierto modo eres libre.
Hay algo que es lo que le da mucho más sentido a la vida: no saber nuestra fecha de muerte. ¿Se imaginan supiéramos día, hora, mes y año exacto de nuestra muerte? Entonces nuestra vida no sería un disfrute electivo, sería un disfrute apresurado y con carencia de libertad, porque no harías las cosas porque quieres, si no que las harías por que tienes obligación de hacerlas antes de morir. Por eso, una de las cosas emocionantes de vivir, es no saber cuando vamos a morir.
Yo también he querido morir muchas veces, pero luego pienso y deduzco que debo agradecer estar viva, porque hay muchos muertos que quisieran estar vivos y yo tengo ese privilegio, el privilegio de conocer y saber cada día sobre más cosas, personas, lugares y sobre todo... conocerme más a mi misma y de a poco formar mi propio yo.